sábado, 7 de noviembre de 2009

Parido por dos

agora reverbero en el hipostástico almacén de crisantemos
farfullando un caballo por sus belfos
y respiro un éter dionisiaco
que hace menstruar a mi padre recién nacido.

Afuera barrita un elefante triste
dejando que se pudran aquí dentro los helechos
que con mano audaz plantaste entre mis piernas
para luego huir en desbandada



en la ciática me dueles como un aguijón de diputado
como un riñón de alcantarilla
y barrunto en tus barros doscientos miligramos de pus, aceite, grasa y jocoqui
amoroso detrito
funámbulo nocturno de tus ríspidos peditos

enciendo la tevé para no mirarte
y acaricio al perro que se nos murió ayer
mientras te revuelcas hediondo a tequila
y me juras que te irás así que se sequen tus zapatos


piltrafa es mi corazón manoseado
engullido por un mecenas de alcurnia sospechosa
deseando estar clavado como cristo a tus caderas
con la corona de espinas entrando en tu secreto
pero heme aquí en un vaso de plástico chino
masturbando a mi patrón que gime como niña parapléjica.

lunes, 5 de octubre de 2009

Llaima

Mira bien esta boca espuria:
Es ella la que te va a comer.
Acércate resignado
Aun sabiendo que vas a morir.
Soy un túnel, un abismo;
La fuerza que gravita
Y te pierde en el delirio.
Resucitado eres volcán
Y mi rostro es la ladera
Que se ciega con tu lava.
Orgullosa soy tu perra,
Fervorosa me arrodillo,
Dedicada soy tu geisha.
(Soy ahora la que manda
La que ordena y satisface.)
Esta boca que tú odias
Cuando grito y te maldigo
Es la misma que ahora anhelas
Y le ruegas que no pare
No me amas (no me miras)
No te amo (no te miro)
Pero ahora el paraíso
Es mi lengua,
Es mi garganta,
Y tus manos me retienen
(Yo soy la libertad
Que tu cauce necesita).
Un espasmo, un gemido
Algo tibio me sofoca
Y a tus hijos los devoro
Cual Medea en agonía.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Esta noche tú no mueres

En la comisura de mis pestañas
te dejaste olvidado
un peldaño de tus ojos.

Y hoy, sigilosa,
camino bordeando tus pupilas,
recogiendo los gajos
de tu última mirada.

Las manos de la tierra
recortadas sobre el recuerdo
lloran incansables
en esta noche empedrada.
Ni el mediodía de tu cuerpo,
ni la arboleda de tu sangre,
ni el color de tus silencios
se le clavan en el vientre.

Esta noche tú no mueres
porque yo te sostengo
con el agua de mis palabras
y te purifico entre las ramas
de mi infancia,
y enhebro cantos
en las vetas de aquel árbol
y suelto esquinas
en las flores de tus dedos.

Es que tú me llueves
en el perímetro de mis llagas
y te vuelves templo
de mis horas desterradas
y entornas tu voz
en el hueco de mis pasos,
y te callas oasis
en la arena de mis nostalgias.

Esta noche tú no mueres
porque yo te coloreo
con mis rondas de febrero,
y disperso golondrinas
en el manto de tus miedos,
y encadeno el pastizal
donde acunas hoy tus huesos.

Es que tú me atardeces
con las hojas de un otoño,
y te vuelves nave
encallada entre mis ruegos,
y de pronto un valle
se columpia entre tus brazos,
y florecen campos
de tus manos enterradas,
y una rosa me sorprende
con su voz amarillenta,
murmurándole a mis ojos
del color de las espinas,
que esta noche tú no mueres...

amaneces desde el tiempo.



Gracias Mildemonios por hacer posible este poema.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Serenity Now

Dónde está el dolor
que me pateaba las entrañas?
Esta calma tibia
no me convence.
Oh Electra!
viejo amigo Edipo!
Ya no compartimos
el rasgar vestiduras.
Cuando intentaré,
de nuevo,
arrancarme los ojos?
Cuándo podré‚
de nuevo,
revolcarme en mi propia sangre?
Vuelve
furia,
volcán,
tormento
que la sangre tibia
no me llega a los sentidos
y estos mueren
asfixiados en la inercia.

martes, 11 de agosto de 2009

De lo que no te dije (robo a mano armada)

De cómo me oculto.
de mi caminar diurno
-lento-
mi mente veloz.
De mi caminar nocturno apresurado.
De mi cartera llena de objetos inservibles.
De mi dolor infinito
-escondido-
De la mentira que creé para ti.
De mis cigarros torcidos.
De mi deseo carnívoro por aquel...
De los pensamientos volátiles.
De mis ansias...

Mi boca hecha agua
mis ganas de tenerte
-y te tengo-
de mi plan maquiavélico.
De mis técnicas.
Mis tácticas.
mis dudas.
De mi temporada de alcohol
y despechos
De mis letras ocultas.
De tu clave.
De mi interés por él
-que no conoces-
De mis amantes
y sus mañas
De mis gritos
-ahogados-
De mi tristeza sin fin
y sin dueño
De mi locura.
De mis viajes.
De mis escapadas.
De mi celular que sirve
y digo que no.
De mi condecoraciones.
De mis gatos.
-y su extraño proceder-
De mis inventos.
De mis victimas.
De mis caprichos.
De mis planes.
De la huida.
De mis burlas.
De mis comparaciones.
De mi ternura escondida.
De mi egoísmo.
De mi envidia.
De mis investigaciones.
De mi sexto sentido.
De lo que dices
y no es.
De mis visitas secretas
a aquella casa.
De mis visitas publicas
-a ellos-
Del préstamo que hice
-y jamás me pagaron-
De mi actitud cínica y despreocupada.

De mis verdades que brotan.
De mi histeria contagiosa.
De esa comida rara y mal combinada.
De mi adicción.
De mis pecados
-capitales-
De lo sincera que soy
y me asqueo por ello.
De tu alma podrida
y desolada.
De mi inmadurez.
de mi impulsividad.
de mis estados
-de inercia-
de lo que pude hacer
y no hice.
De mi plan de hacerte feliz
-y me aburrí-
Del libro que robé.
Del libro que dañé
y compré uno nuevo
-jamás supieron-
de mi vocación
de servicio.
De mi falta de instinto
-maternal-
De mi oído que oye
y no escucha.
De las cosas que pienso
y me las guardo.
Del infinito.
De mi odio.
Mi alegría.
Mi lastima.

viernes, 7 de agosto de 2009

Mi ajena anatomía

Estas manos ya no son mías
desde que te recorren,
estas manos se han ido,
gaviotas voraces y agresivas,
en busca de tu barco.
Esta boca mía
ahora tan lejana
desde que te besa,
esta boca que parte,
libre y autónoma,
en pos de tu piel.
Estos ojos otrora propios,
caballos desbocados,
persiguen tu sonrisa.
Este cuerpo confortable,
compañero inseparable antes,
ya no me responde.
Manos
boca
ojos
cuerpo:
Desmembrada en tu honor.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Síndrome de Estocolmo

Asimilo el golpe
cruel machetazo
a mi estúpida esperanza.
Una vez más rescato con llanto
mi amor rehén.
Resignada
bajo la cabeza
y acato la decisión
que me
llevará al infierno.
Acepto sangrante
y desgarrada
el dolor infligido.
(Alcancé a ver tu espalda
cuando te alejabas de mí.
En ese instante supe
que ya no habría retorno).

Maldición

Que al solo reflejo de mi nombre en tu pupila te estalle el dolor, que tu piel sea corrupta de mí, que te rasgues en dos si me ves a lo lejos, que te estremezcas y sobrecojas al solo creer oír mi voz, que cada vez que entres en una mujer, ansiando entrar en mí, te sientas como un traidor profanándola con los pies descalzos.

Que ya no seas, que te enrarezcas y te pierdas de ti, roído de dolor, que deambules arrojado al infierno de esas calles donde no me encontrarás, que transites por aquellas aborreciendo el desgarro de tus puños crispados al no hallarme.

Que te arrastres por otros cuerpos reptando y mordiéndote los labios ensangrentados para no nombrarme, que el pensamiento lo tengas enredado a mi pubis, encadenado a la rabia de mi olor, que te arrases, te devastes completando la obsesión, que toda yo sea la herida abierta en tu piel ardiente y repudiada, que te sobresaltes al roce, que te retuerzas hechizado y necesites más llagas para respirar el final borrascoso de tu abismo.

Que desees morir, soberbio en tu goce perturbado, que rasgues tu piel buscándome, que la ira relegue a un rincón oscuro de tu cuarto y te estés allí, acurrucado, perdido, las manos aferradas a tu sexo que estalla de mí sabiéndome lejos y palpes la viscosa soledad que te escurre para ir envejeciendo así, encorvado por lo irremediable, la torturante certeza desolada de no tenerme nunca, de dolerte siempre, mientras me sabes aquí en esta noche, perpetrando este designio maldito.

Quo Vadis


¿Qué recordarás cuándo me vaya?
¿Qué quedará de mí en tu vida?
¿Un par de botellas vacías, un pote de helado?
¿Sexo muchas veces dulce,
muchas violento, algunas aburrido?
Tal vez Serrat y Lorca
Heridos de amor.

Dirás a tus amigos, a tu nuevo amor:
Conocí una vez una loca linda y obsesiva
que había recorrido el mundo,
que hablaba de arte,
que escribía poemas malos,
que amaba a Van Gogh y a los perros;
que me esperaba perfumada cada sábado
que una vez amenazó matarme,
pero también juró no dejarme nunca.

Pasaré sin pena ni gloria
¿o seguirás diciendo mi nombre
aún cuándo yo ya no esté para escucharlo?
¿Quedará tu corazón desconsolado?
¿tu sexo huérfano?
¿tu estómago vacío?
O sólo dirás alguna vez:
creo que se me olvida algo
pero no debe ser importante
si no lo recuerdo.

¿Seguirás respirando
como si yo no hubiera sido aire?

Sábado 20:00 hrs.


Veo al quijote manco
resguardado por la paloma
que anuncia la muerte de mi madre.
La pantera rosa se aleja en la pantalla,
la gata está enroscada aquí a mis pies.
Cuelga mi blusa olvidada en un rincón
y ni siquiera he hojeado el mundo de Sofía.
Un cuervo pende en la pared ajada,
una pobre planta sobrevive en el silencio.
Nada se mueve a mi alrededor
sólo mi mano hurguetea sobre el papel.
en un triste intento
de dar calor a esta habitación
donde mi vida parece congelada
entre el humo del cigarrillo
y el recuerdo de un amor anterior.