sábado, 7 de noviembre de 2009

Parido por dos

agora reverbero en el hipostástico almacén de crisantemos
farfullando un caballo por sus belfos
y respiro un éter dionisiaco
que hace menstruar a mi padre recién nacido.

Afuera barrita un elefante triste
dejando que se pudran aquí dentro los helechos
que con mano audaz plantaste entre mis piernas
para luego huir en desbandada



en la ciática me dueles como un aguijón de diputado
como un riñón de alcantarilla
y barrunto en tus barros doscientos miligramos de pus, aceite, grasa y jocoqui
amoroso detrito
funámbulo nocturno de tus ríspidos peditos

enciendo la tevé para no mirarte
y acaricio al perro que se nos murió ayer
mientras te revuelcas hediondo a tequila
y me juras que te irás así que se sequen tus zapatos


piltrafa es mi corazón manoseado
engullido por un mecenas de alcurnia sospechosa
deseando estar clavado como cristo a tus caderas
con la corona de espinas entrando en tu secreto
pero heme aquí en un vaso de plástico chino
masturbando a mi patrón que gime como niña parapléjica.