lunes, 18 de enero de 2010
Dolores Sabatianos II
Hablo del dolor ciego
ese que es tan tuyo y mío
el que quema
que retuerce las entrañas
cuando el pecho se parte en dos
Hablo del dolor ciego
tan inherente
a nuestros mínimos gestos
tan arraigado en nuestra comunicación.
Hablo del dolor ciego
y es redondo
como un agujero negro
allí donde la luz se tuerce
Hablo del dolor ciego
que me estalla
cuando vienes, cuando te vas,
cuando permaneces
y no estás.
ese que es tan tuyo y mío
el que quema
que retuerce las entrañas
cuando el pecho se parte en dos
Hablo del dolor ciego
tan inherente
a nuestros mínimos gestos
tan arraigado en nuestra comunicación.
Hablo del dolor ciego
y es redondo
como un agujero negro
allí donde la luz se tuerce
Hablo del dolor ciego
que me estalla
cuando vienes, cuando te vas,
cuando permaneces
y no estás.
Dolores Sabatianos II
Hablo del dolor ciego
ese que es tan tuyo y mío
el que quema
que retuerce las entrañas
cuando el pecho se parte en dos
Hablo del dolor ciego
tan inherente
a nuestros mínimos gestos
tan arraigado en nuestra comunicación.
Hablo del dolor ciego
y es redondo
como un agujero negro
allí donde la luz se tuerce
Hablo del dolor ciego
que me estalla
cuando vienes, cuando te vas,
cuando permaneces
y no estás.
ese que es tan tuyo y mío
el que quema
que retuerce las entrañas
cuando el pecho se parte en dos
Hablo del dolor ciego
tan inherente
a nuestros mínimos gestos
tan arraigado en nuestra comunicación.
Hablo del dolor ciego
y es redondo
como un agujero negro
allí donde la luz se tuerce
Hablo del dolor ciego
que me estalla
cuando vienes, cuando te vas,
cuando permaneces
y no estás.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)